La Secretaría de las Mujeres tiene como misión liderar la formulación, articulación, coordinación e implementación de las políticas públicas y estrategias tendientes a la promoción, protección, restitución y garantía de los derechos de las mujeres. En el proceso de modernización del municipio de Medellín se establece además la estructura, dependencia y funciones de dicha secretaría.
En este sentido se creó una nueva Política pública de igualdad de género de las mujeres urbanas y rurales del municipio de Medellín, (Acuerdo 102 de 2018), donde en su Artículo 3 tiene como objetivo: Garantizar que las mujeres tengan las mismas oportunidades para el goce efectivo de sus derechos, que ninguna sufra discriminación en razón de su identidad de género, sexual, étnico-racial, territorial, condición política y ciclo de vida, para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en el Municipio de Medellín.
Las políticas de igualdad de oportunidades han aportado información y conocimiento sobre las condiciones de vida de las mujeres, su triple rol, las dificultades y obstáculos en el acceso y disfrute de los beneficios del desarrollo, las exclusión es vividas y sufridas. Dicha información ha servido para argumentar y demostrar cómo el punto de partida para la participación en el mundo público no es igual para las mujeres en relación con los hombres. La equidad reivindica una estrategia política que permita corregir la desigualdad; esta es la acción positiva o las medidas de discriminación positiva, que implican ir más allá de la igualdad de oportunidades, presionando el ingreso de mujeres a campos tradicionalmente negados para ellas, para lograr neutralizar estos espacios y conseguir redistribuir los privilegios generados desde allí.
Por ello es de gran importancia transformar patrones socio culturales que han mantenido a las mujeres en lugares de sumisión y subvaloración. En este proceso las entidades educativas, son el escenario por excelencia, para avanzar a hacia la igualdad de género, donde se trabaje desde los principios de la educación no sexista que permita a niñas, jóvenes y mujeres, aprehender nuevos roles, transformar los estereotipos de género machistas desde los primeros años de formación (el preescolar) hasta la educación superior, desarrollar todo su potencial como personas, sin que el acceso a x o y oportunidades u ofertas, dependa de su sexo.
Esto permitiría, además, que las mujeres ocupen lugares en cargos de poder, aportando al cambio de la posición y el estatus de género de las mujeres en los diferentes ámbitos sociales. Así se disminuirían las brechas de desigualdad que hay entre mujeres y hombres.
Además, son el escenario propicio para la transformación de patrones socioculturales en relación a las masculinidades hegemónicas, el patriarcado, la heteronormatividad. Al respecto de esta transformación, Vergara (2018) señala “¿Y nosotros? ¿Qué tenemos que hacer como varones? ¿cuál es nuestro rol en esta lucha por la emancipación y la transformación de este orden social patriarcal y por tanto, violento, injusto y desigual? Si un primer paso es desnaturalizar las violencias que impone la jerarquía de género, un segundo paso, casi simultáneo e imprescindible, es generar pactos de otro tipo con nuestros congéneres.
Es tiempo de encontrarnos más en espacios domésticos, en un hacer práctico cotidiano que habilite la palabra para hablar de lo que sentimos, de lo que nos duele, lo que necesitamos, deseamos y soñamos. No se trata de abandonar las acciones públicas sino de aprender de esa superación de la falsa dualidad público/privado que van alcanzando los feminismos. Revalorizando las tareas de cuidado y reproducción de la vida como parte de la construcción política de ese orden social otro que hace de los espacios domésticos, lugares y tiempos propicios para generar encuentros significativos que nos permitan vislumbrar otras formas de relacionarnos, otras maneras de ser y estar en este mundo como varones”.
De acuerdo a los planteamientos anteriores y tomando como base lo que propone la Política Pública de equidad de género para las mujeres urbanas y rurales de Medellín, en el Artículo 4 Objetivos Específicos: Garantizar el derecho a la educación igualitaria que promueva la educación no sexista para la transformación de estereotipos y desigualdades de género en la educación y la cultura.
Artículo 5, en la dimensión de Educación y metas del desarrollo busca transformar los contenidos y prácticas sexistas y discriminatorias como el acoso sexual que reproducen estereotipos de género en la educación y la cultura, y que conllevan violencias de género[6]. El equipo de educación en representación de la Secretaria de las Mujeres, le apuesta a trabajar por una educación no sexista para avanzar en pro de la igualdad entre hombres y mujeres.
Y esta apuesta está acorde con la Resolución 2022 de 2015, en su Artículo 12, en la cual se plantea como objetivo básico del Equipo Educación para las Mujeres: Contribuir a la disminución de brechas para el acceso y permanencia de las mujeres (niñas, jóvenes y adultas) al sistema educativo mediante la implementación de acciones afirmativas.
Consecuente con el objetivo, las responsabilidades del equipo de educación son:
- Implementar estrategias pedagógicas y comunicacionales con enfoque de género que propicien la permanencia de las mujeres (niñas, jóvenes y adultas) al sistema educativo, promoviendo la importancia de la educación para sus proyectos de vida como sujetos de derechos y la corresponsabilidad de otros actores sociales en la formación de ciudadanía con equidad de género.
- Incluir la equidad de género en prácticas pedagógicas cotidianas contribuyendo a la transformación de representaciones culturales discriminatorias.